viernes, 7 de diciembre de 2012

Me encanta Madrid



Madrid es una inmensa ciudad, por extensión, por número de habitantes, pero también por sus variadas posibilidades de ocio y lugares de interés. Aún siendo de tamaño tal, creo que está todo perfectamente accesible.

Confieso que me gusta Madrid. Dicen que es una ciudad dura, que no tiene el moderno y cosmopolita encanto europeo de Barcelona, ni tampoco tiene ese Mar Mediterráneo, ni las Ramblas, ni la limpia elegancia del Paseo de Gracia, ni los edificios de Gaudí, ni el Mercado de la Boquería. Todo esto es cierto, muy cierto.

Pero andando por Madrid te puedes enamorar en la calle. Yo no soy demasiado enamoradiza pero a pesar de todo ello yo me enamoro con frecuencia en Madrid, simplemente paseando… por sus calles...

También hay lugares que combinan cierta monumentalidad y prestigio por sí mismos y por lo que significan, como la Plaza Mayor, la Puerta del Sol o el Rastro. 

A nivel teatral y cinematográfico, recuerdo numerosas muestras, sobre todo en el entorno de la Gran Vía, donde siempre están presentes los últimos musicales, las más famosas representaciones e incluso numerosos estrenos y pre estrenos. Además, hay conocidas salas donde disfrutar de interesantes conciertos.

Significativas me parecen también las estatuas, como el Oso y el Madroño, símbolo de los madrileños, la Cibeles, símbolo de madridistas, Neptuno, símbolo de atléticos, el Ángel Caído, única estatua en el mundo dedicada al demonio, e incluso las numerosas estatuas ecuestres repartidas por la ciudad.

También hay lugares destinados al ocio en familia, como el parque de atracciones y el zoo aquarium. Son muchas las ocasiones en que he visitado estos lugares, especialmente el zoo, pues es un lugar perfecto para conocer la naturaleza y la fauna muy cerca de casa.

A nivel gastronómico, he de decir que son infinitas las posibilidades de Madrid. Se muestran así las mejores cocinas nacionales e internacionales. Pero destacaría entre ellas las de los restaurantes de cocina regional madrileña y los bares de tapas, en los que disfrutar desde unas cañas de cerveza o un vermouth de grifo a platos contundentes como un cocino madrileño o unos callos, pasando por supuesto por tapas o bocadillos como los de calamares en el entorno de la Plaza Mayor.

De interés resultan también, por supuesto, las zonas comerciales, especialmente de la zona centro. Así, por ejemplo, puedo citar calles como las de Preciados, Arenal, el Carmen, e incluso Fuencarral, Alcalá y Bravo Murillo. Como curiosidad, las tres primeras son peatonales y poseen múltiples, casi infinitos negocios, pudiendo encontrar casi de todo, incluso numerosas franquicias.

Destacables me parecen también los numerosos edificios privados madrileños que han asumido su importancia por muy distintas razones, como su arquitectura, diseño, vanguardia o ubicación. Así recuerdo edificios como el Metrópoli, las Torres KIO o las 4 Torres. Incluso también la Casa de América, con sus, según dicen, famosas psicofonías.

Podría mencionar también edificios deportivos visitables como estadios y museos, siendo ejemplos el Santiago Bernabéu y el Vicente Calderón. Pero también se pueden mencionar el Palacio de los Deportes, la Caja Mágina, el Madrid Arena y el Palacio del Hielo.

Otro aspecto que siempre me gusta destacar de Madrid es el de sus zonas verdes, entre las que destacan notoriamente el parque del Retiro, el Real Jardín Botánico, la Casa de Campo, el Parque del Oeste, los Jardines de Sabatini, el Campo del Moro y el parque Tierno Galván y el Monte de El Pardo, entre otros muchos. Siempre los he considerado como grandes espacios dentro de la ciudad, impresionantes pulmones verdes, que nos permiten disfrutar de la naturaleza dentro de la ciudad. Algunos de estos elementos y lugares de interés pueden ser disfrutados además una vez al año por la noche gracias a La Noche en Blanco.
  
Por todo lo anterior, sólo me queda recomendarles una y múltiples visitas a la céntrica ciudad. Casi podría decir que sería improbable, por no decir imposible, que no hubiera algún rincón o aspecto de ocio o lugar de interés de Madrid que no me gustase.